La vuelta a los pueblos en un próximo confinamiento

Después del confinamiento vivido durante los pasados meses, a nivel inmobiliario en España se está viviendo un cambio de preferencias a la hora de buscar una casa. Tras pasar varios meses encerrados entre cuatro paredes, buscamos viviendas que dispongan de luz natural, balcones y terrazas y espacios comunes de calidad, valorando más que tengan la cercanía a espacios naturales o que dispongan de un lugar donde los niños puedan jugar antes que tener cerca un bar o un comercio.

Según cita Anais López, directora de comunicación del portal web Fotocasa en una reciente entrevista, “las búsquedas con terraza o jardín se han incrementado un 40% respecto a antes de la pandemia y otras tipologías como fincas rústicas (46%), chalés (36%) y casas adosadas (24%) han crecido después del confinamiento. En el otro extremo, la búsqueda de un piso desciende un 14%”. Esta realidad la corroboran también el aumento de las mudanzas desde que salimos del confinamiento y el aumento de interés por viviendas alejadas de los grandes centros urbanos, pero bien comunicadas con ellos.

La vuelta al pueblo

La tendencia estos últimos meses ha puesto de relieve que la gente prefiere vivir en poblaciones más pequeñas, o trasladarse a su segunda residencia antes que permanecer en el centro de las ciudades en apartamentos diminutos donde tienen que compartir espacio personal y de trabajo con toda la familia. El teletrabajo parece asentarse cada vez más y ser la predisposición para los próximos meses, por lo que es necesario reservar un espacio en la casa para poder establecer nuestra oficina. Ferran Font, de Pisos.com comentaba en una reciente entrevista que “esta pandemia ha puesto encima de la mesa no solo la necesidad de más espacio dentro de una vivienda, sino un nuevo elemento que es el teletrabajo. Algo que hasta la fecha no lo teníamos tan instaurado y que posibilita que personas que necesitaban vivir dentro de la gran ciudad ahora puedan hacerlo fuera”, mostrando con ello una nueva realidad: puedo estar viviendo en el pueblo o en el campo, que si dispongo de una conexión wi-fi puedo estar conectado con la oficina sin mayores problemas.

Más luz y espacio en las casas

Son muchas las personas que se han planteado después de estos meses confinados y con la incertidumbre del futuro, el buscar otra vivienda que cumpla sus necesidades: luz, espacio y buenos aislamientos para protegerse tanto del frío como del calor. Las viviendas del centro suelen ser más pequeñas y viejas, con problemas de aislamientos y que en muchos casos precisan de una inversión completa para dejarlas acondicionadas. Las viviendas de obra nueva, por el contrario, tienen la ventaja de aparte de estar recién construidas y con materiales que cumplen todos los requisitos técnicos, disponen del certificado de eficiencia energética, lo cual supone disponer de información sobre las características energéticas y la calificación energética de la vivienda. Si además, disponen de espacios comunes o zonas comunitarias de calidad (jardines, solárium, terrazas, piscina, etc.) tanto niños como mayores podemos aprovecharlos en el caso de tener que pasar tiempo en casa.

En San Gregorio Inversiones ofrecemos 7 viviendas de obra nueva en Alalpardo, a apenas 25 minutos de Madrid y en pleno contacto con la naturaleza. ¿Aún te lo estás pensando? ¡Ven a conocer tu hogar!

Información de interés

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Valdeolmos-Alalpardo, un municipio lleno de ventajas para vivir

Valdeolmos-Alalpardo es un municipio del noroeste de la comunidad de Madrid formado por la unión en el siglo XIX, de los pueblos de Valdeolmos y Alalpardo. Durante la segunda mitad del siglo XX, Alalpardo se fue consolidando como núcleo principal, y a día de hoy ostenta la capitalidad de los dos, separados por apenas unos kilómetros, añadiendo también la urbanización Miraval o La Paloma.

Datos sobre el municipio

Valdeolmos-Alalpardo es un municipio pequeño, de 4089 habitantes según el último censo de 2019. Sin embargo, ha sufrido un crecimiento de población del 3,41% respecto al año anterior, en parte debido tanto a su localización geográfica en la zona norte de Madrid, como a las expectativas de crecimiento empresarial que hay por la zona. También es importante destacar que es una población con una tasa de paro de solo un 7%, y que en el año 2016 fue el municipio de menos de 10.000 habitantes de la comunidad de Madrid con menor desempleo. Además, es uno de los pocos municipios en España que no tiene deuda pública, algo de lo que se muestran muy orgullosos en el pueblo.

La vida en Valdeolmos-Alalpardo

Sin embargo, vivir en Valdeolmos-Alalpardo supone mucho más que una serie de datos. Dispone de un colegio público (el CEIP Ramón Linacero) y un colegio concertado bilingüe (Colegio Árula), tiene una Escuela Taller, dos Casas de Niños (centradas en la Educación Infantil), farmacia, clínica veterinaria y Centro de Salud. También dispone una amplia agenda de actividades culturales y sociales, lo que muestra que es un municipio lleno de vida y movimiento. La Casa de Cultura o la Sala de Exposiciones Al Artis siempre suelen albergar alguna actividad o evento cultural interesante. A nivel deportivo, el Club de Fútbol Alalpardo (que en la temporada 2020/21 juega en primera regional) cuenta con un gran número de seguidores dentro y fuera del municipio, y para los amantes de otros deportes también hay instalaciones, pistas o espacios pensados para que disfrute toda la familia.

Otro de las características del municipio es la riqueza del entorno natural que le rodea. Situado a apenas 35 km de Madrid, está en la zona de la Campiña, una comarca de transición entre la sierra y La Alcarria donde abundan los campos de cereal y pequeños bosquecillos de zona de ribera, y también zona de especial interés para el avistamiento de aves. En cualquier momento del año es muy frecuente ver a vecinos de todas las edades practicando deporte o paseando a pie o en bici por los campos y caminos del municipio o en la Vía Verde, el paseo que parte de la plaza de toros de Valdeolmos hacia Alalpardo.

Curiosidades y anécdotas del municipio

La zona de la cuenca del Jarama donde actualmente se encuentran los núcleos de Valdeolmos, Alalpardo y Miraval ya era habitada en la época romana. A ese periodo histórico pertenece el “Árula de Alalpardo”, una pieza arqueológica de gran importancia que hoy preside el edificio del Ayuntamiento, y que supone un testimonio de los pueblos que habitaron esta zona de la Península Ibérica hace miles de años. Una de las curiosidades del municipio es el origen de su nombre, muy relacionado con la naturaleza: Valdeomos proviene del castellano, en referencia a la abundancia de olmos que había en la zona. El nombre de Alalpardo tiene origen árabe y tiene varias acepciones, tanto en referencia al color oscuro (pardo) de la tierra, como a diferentes expresiones que hacían referencia a que era un lugar cercano a un bosque o de descanso para los viajeros.

La bandera del municipio lleva el escudo sobre fondo amarillo. Este color hace referencia a los campos de cereal tan comunes en la zona, uno de los elementos característicos de la agricultura y economía de la comarca.

Ocio y gastronomía

Conocido por los buenos restaurantes y asadores de la zona y por su gastronomía, Valdeolmos-Alalpardo es una parada obligada en la comarca para degustar tanto el clásico cocido madrileño como otras especialidades de la cocina castellana. A lo largo de todo el año, las diferentes festividades suponen un momento de encuentro entre vecinos y visitantes. Las fiestas en Valdeolmos-Alalpardo se celebran el 20 de enero con motivo de San Sebastián, patrón del municipio, así como el segundo sábado de mayo, que se celebra la Virgen del Amor Hermoso, el segundo sábado de agosto el Cristo de la Columna y el cuarto sábado de agosto la Virgen del Rosario, patrona del pueblo. No obstante, es muy común que se celebren los Carnavales o que los agricultores de la zona celebren San Isidro Labrador el 15 de mayo, entre otras festividades menores.

La crisis del coronavirus hizo visible la parte más solidaria de los vecinos de Valdeolmos-Alalpardo

Durante el mes de marzo de 2020, cuando la pandemia del coronavirus cambió la realidad en toda España, en Valdeolmos-Alalpardo también se notó. En “Vecinos de Valdeolmos-Alalpardo, Voces en cuarentena” estuvimos recogiendo los testimonios y experiencias de muchos de los vecinos y vecinas del municipio que nos contaban cómo lo estaban pasando durante el confinamiento y sus esperanzas para cuando todo terminara. Hablamos también con farmacias de Algete, Fuente el Saz y Alalpardo, que han jugado un papel fundamental a nivel sanitario durante toda la pandemia, y con algunos comercios de proximidad de Alalpardo, que eran de los pocos que han permanecido abiertos, llevando a domicilio pedidos e intentando que nadie se quedara desatendido. 

La solidaridad del municipio ha sido una de las constantes durante toda la pandemia, con un grupo de Whatsapp solidario vecinal en el que se coordinan para echar una mano donde se necesite, generando una pequeña “plaza virtual” del pueblo, donde reunirse cuando no se podía salir a la calle. El Ayuntamiento también se ha preocupado por la seguridad haciendo un reparto de mascarillas y guantes casa por casa en Valdeolmos, Alalpardo y Miraval. Porque si algo nos ha dejado claro esta pandemia global, es que juntos, todos y todas, somos más fuertes. 

Valdeolmos Alalpardo mascarillas COVID-19

Información de interés sobre la crisis del coronavirus:

La Campiña del Jarama, una zona de gran valor ornitológico

Una zona de especial importancia por su alto valor natural y sobre todo ornitológico, es la Campiña del Jarama. Este río, que nace en la Sierra de Guadarrama a más de 2000 metros de altitud, discurre principalmente por territorio de Guadalajara y Madrid, hasta desembocar en el Tajo en Aranjuez después de haber recorrido y bañado amplias zonas de cultivo.

La Campiña del Jarama corresponde a la parte intermedia del río, justo por la zona de la cuenca media del Jarama, donde se encuentran municipios como San Agustín de Guadalix, Fuente el Saz, Paracuellos del Jarama, Valdeolmos-Alalpardo o Algete. Zona tradicionalmente dedicada a la agricultura, la cercanía del río hace que estén llenos de campos de cultivo principalmente de cereal, que en primavera destacan por el color verde brillante de las espigas en contrastre con el rojo de las amapolas. Sin embargo, el verdadero patrimonio natural de esta zona son las aves que lo habitan; no obstante, está considerada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de las Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares. Si paseamos por sus campos es muy frecuente ver volando en el cielo diferentes rapaces como el águila real o el buitre negro, y en los campos de cereal en primavera es cuando tienen mayor presencia las aves esteparias como las avutardas, la ganga ortega, el sisón común o el aguilucho cenizo. Como curiosidad, desde SEO BirdLife, la sociedad española de ornitología, ONG ambiental decana en el cuidado y protección de las aves, informan que, aunque quedan cada vez menos, España alberga la mitad de la población mundial de avutardas, una de las aves voladoras más pesadas que se conocen.

Sin embargo, en los últimos años, y a pesar de las medidas de protección tomadas, la presencia de las aves esteparias ha ido disminuyendo de forma progresiva, sobre todo por la industrialización agrícola y la presión urbanística. Aun así, durante la primavera es muy frecuente encontrárnoslas entre los campos, sobre todo bien temprano por la mañana o a última hora de la tarde. En SEO BirdLife organizan muchas actividades de turismo ornitológico, que son actividades orientadas a la observación y disfrute de las aves y el conocimiento de sus hábitats. Es más, este turismo basado en la observación de aves y de la naturaleza se plantea como uno de los recursos que más futuro puede tener para el desarrollo rural. Os recomendamos que le echéis un vistazo a su web porque tienen mucha información y recursos que seguro os pueden ser de mucha utilidad la próxima vez que salgáis a dar un paseo por el campo. Porque el patrimonio natural es una riqueza de todos y debemos cuidarlo para nosotros y las próximas generaciones.

Las clínicas veterinarias. Un trabajo fundamental pero invisibilizado

Dentro de los profesionales sanitarios, hay un perfil que tiene importancia, pero en el que gran parte de su trabajo está invisibilizado. Nos referimos a los veterinarios, a las clínicas veterinarias que, sobre todo en las poblaciones más pequeñas y que están en contacto con el sector primario son fundamentales. Hablamos con varias clínicas veterinarias de Algete, Alalpardo y Fuente el Saz, y todas coinciden en lo poco que se las tiene en cuenta a pesar de ser un servicio sanitario, imprescindible en muchos casos.

Aunque la epidemia del coronavirus no ha tenido una incidencia muy fuerte en estos municipios, el confinamiento durante estas semanas ha desbaratado la rutina y la normalidad de todos ellos, que han mantenido las clínicas abiertas pero atendiendo con cita previa y extremando las medidas de protección. Elena tiene la clínica veterinaria en Alalpardo y junto a su compañero Juan Carlos siguen atendiendo todas las consultas que reciben e incluso realizando atenciones a domicilio para evitar que las personas mayores salieran a la calle.  Durante estas semanas se han centrado en extremar las medidas de seguridad, tanto con mascarillas y ácido hipocloroso que fabricaban ellos mismos, como con pantallas de plástico, que realiza un vecino de Miraval. “Aquí todo el mundo está dispuesto a echar una mano”, cuenta Elena en referencia al grupo de whatsapp vecinal y a las iniciativas solidarias que han surgido durante estos días para evitar que nadie se quede desatendido. El trabajo que realizan es bastante parecido al que venían realizando antes de la pandemia, solo que ahora han cambiado el horario, atendiendo de jornada continua (de 10 a 18h).

En realidad, el trabajo que realizan los veterinarios es mucho más complejo y amplio que solo la atención a las mascotas. Fernando es veterinario en Algete, donde lleva más de 25 años con su clínica. Durante abril solo han abierto por las mañanas y centrándose sobre todo en atender cosas urgentes. “La gente no sabe qué hacemos los veterinarios aparte de curar animales. Está la parte de prevención de enfermedades para que no se trasmitan a las personas. Además, tengo amigos que trabajan en mataderos y trabajan durante toda la noche inspeccionando los alimentos para que puedan salir al día siguiente.”

Patricia, veterinaria en Fuente el Saz coincide con esta percepción. Durante el confinamento se han centrado sobre todo en atender urgencias, y ahora parece que se empieza a notar la vuelta a la rutina. “La gente tenía al principio sobre todo bastante desconocimiento y miedo”, explica, haciendo referencia a las dudas que le llegaban sobre si los animales podían transmitir el coronavirus o si podían enfermar también. “La gente no es consciente de que si comen, es por los veterinarios. Que tenemos en los supermercados carne, productos lácteos, vegetales…porque hay un veterinario que está en la cadena de producción siempre analizando todo. Desde la agricultura en la granja donde se saca la leche hasta en las fábricas haciendo el control de calidad o en aduanas trayendo y exportando alimentos (…) yo creo que los veterinarios no estamos suficientemente valorados por la sociedad, que nos tienden a ver como el que cuida a los perros y gatos básicamente”, explica con cierta resignación.

Lo cierto es que la labor de un veterinario, como bien han explicado, va mucho más allá de cuidar a perros y gatos. Hay un trabajo de prevención sanitaria, investigación, trabajo en el laboratorio, fabricación de medicamentos, seguridad alimentaria, etc. que es fundamental no solo para la salud de los animales, sino todas las personas.

En San Gregorio queremos seguir apoyando a las pequeñas empresas y comercios que durante estos días están trabajando en primera línea contra el coronavirus y atendiendo a toda la población.

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Comienza la desescalada. Las peluquerías volverán a abrir, pero con cita previa

Una buena noticia dentro de la incertidumbre que estamos viviendo: los comercios van a poder ir abriendo progresivamente sus puertas. Uno de los negocios que seguro va a recibir muchas visitas en los próximos días van a ser las peluquerías, que a partir del 4 de mayo podrán atender, pero siempre con cita previa. Cortar, teñir, peinar… después de más de 40 días vuelven a abrir, pero con una serie de medidas muy estrictas para evitar contagios y proteger tanto a los clientes, como a los trabajadores y trabajadoras de las mismas.

El sector de las peluquerías emplea a más de 150.000 personas, mayoritariamente mujeres (un 85% del total). Está comprobado por psicólogos y expertos que el cuidado de la imagen (y aquí el cabello es fundamental) juega un papel muy importante en nuestro estado de ánimo, principalmente de cara a enfrentarnos a la vuelta a la normalidad. “La peluquería es un servicio esencial en nuestra sociedad para dar respuesta a necesidades biológicas, sociales y emocionales tras un duro confinamiento”, dicen desde Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Durante estos días de confinamiento, los comentarios y artículos en internet sobre la falta de peluquerías y la necesidad de cortarse el pelo ha sido una constante. Dos ejemplos: la búsqueda “cortarse el pelo en cuarentena hombre” da más de 425.000 búsquedas y los videos de instagramers cortándose el flequillo han sido de los más comentados.

Desde Stanpa, han creado una guía de recomendaciones con medidas higiénicas y protocolos de seguridad para las peluquerías durante estos días, que vamos a resumir brevemente porque son de utilidad para cualquier tipo de comercio, y porque probablemente nos vamos a tener que ir acostumbrando a ellas durante los próximos meses: Atenderán siempre con cita previa, aconsejan medir la temperatura a los clientes, que haya geles hidroalcohólicos repartidos por el local, repartir mascarillas o una pantalla de protección facial plástica, los trabajadores deben llevar mascarilla y guantes, lavarse con frecuencia las manos, el número de clientes se verá bastante reducido para poder mantener una distancia mínima de seguridad de un metro y medio/dos metros entre ellos, se guardarán las pertenencias del cliente en una bolsa de plástico que se le dará al salir, no se facilitarán libros y revistas, etc.

En general, son una serie de medidas de prevención que pueden ser aplicables a diferentes tipos de comercios donde se trabaje de cara al público y en contacto con la gente. La previsión es que poco a poco se vaya avanzando de fase hasta poder llegar a la “normalidad”, aunque todavía parece que falte para llegar a ese punto. Lo que está claro es que, esa normalidad no será la que teníamos antes.

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El ayuntamiento de Valdeolmos-Alalpardo reparte 8000 mascarillas entre los vecinos

El Ayuntamiento de un municipio tiene la responsabilidad de cuidar a sus vecinos y vecinas, más aún cuando nos encontramos en una situación de especial gravedad como es la pandemia global que estamos viviendo estos días. Por eso, compartimos aquí una iniciativa que se ha desarrollado recientemente en en el municipio de Valdeolmos-Alalpardo y que nos parece interesante a destacar: el reparto de 8000 mascarillas quirúrgicas como protección para los ciudadanos contra el coronavirus en los tres núcleos urbanos, Valdeolmos, Alalpardo y Miraval .  

Las mascarillas y en general, los materiales de protección sanitaria están siendo muy cotizados estos días, por su escasez y porque es fundamental para evitar el contagio. En este caso, nos cuentan desde el Ayuntamiento de Valdeolmos-Alalpardo, las mascarillas que se han repartido entre los vecinos provienen de China y han sido compradas por el propio Ayuntamiento. Son mascarillas quirúrgicas, que, aunque no son efectivas para trabajar durante estos días en hospitales o centros de salud, para el día a día de los vecinos y las pequeñas salidas que tengan que hacer son muy adecuadas. “Tienen todas las exigencias y requisitos que marca la Unión Europea y con la marca CE. Absolutamente homologadas”, nos confirman. Según los datos de la comunidad de Madrid, la zona de Algete y alrededores no es de las que mayor incidencia por coronavirus está teniendo pero aun así, no hay que bajar las precauciones en una situación de pandemia global.

“La idea de comprar y repartir mascarillas surge ante la falta de medios de protección proporcionados por el Estado que no nos ha aportado ni un solo material al municipio. Hemos entendido que el Ayuntamiento tenía que ponerse al frente de la situación y hacer algo por todos nuestros vecinos, ya que para ellos era prácticamente imposible conseguir mascarillas ante la ausencia de estas en el mercado tradicional”, nos cuenta Miguel Ángel Andrade, el alcalde de Valdeolmos-Alalpardo.

El pasado domingo 19 de abril tuvo lugar el reparto, para el que un grupo de voluntarios –coordinados a través del grupo solidario de whatsapp que tienen los vecinos– se encargó de ir casa por casa por los 3 núcleos urbanos del municipio: Alalpardo, Valdeolmos y Miraval. En este grupo de ayuda vecinal también está integrado el Ayuntamiento, así que la coordinación fue fácil y la respuesta muy positiva, tanto de los 15 voluntarios que participaron, como de los vecinos, que recibieron un pack de 4 mascarillas y un par de guantes en su propia vivienda.

A los pocos negocios que están abiertos durante estas fechas en Valdeolmos y Alalpardo, principalmente comercios de alimentación y farmacias, nos indican desde el Ayuntamiento que también les han hecho entrega durante estas semanas de mascarillas, pantallas protectoras y gel hidroalcohólico. Gestos cargados de simbolismo que son de agradecer en estos días de incertidumbre.

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Un WhatsApp vecinal está sacando a relucir la parte más solidaria en Valdeolmos-Alalpardo durante la cuarentena

Esta situación extraña que nos ha tocado vivir con la crisis del coronavirus está sacando a relucir la parte más solidaria de muchas personas. Un ejemplo de ello son las diferentes iniciativas que están surgiendo entre los vecinos de los pueblos y en barrios de toda España. En Valdeolmos-Alalpardo hablamos con Manu, vecino del pueblo, sobre el grupo de voluntariado que han creado para ayudar a los grupos más vulnerables durante el estado de alarma.

Este grupo de voluntariado surgió a mediados del mes de marzo, apenas se había iniciado el confinamiento en el país, con la iniciativa de un vecino que escribió a un grupo de Whatsapp al móvil.  “Yo lo único que hice fue crear el grupo, todo lo demás es culpa de los otros vecinos que están ahí todo el día atentos” comenta Manu, explicando su rol en esta iniciativa vecinal. Insiste mucho en la idea de que esto es una acción solidaria liderada por todos, y lo cierto es que enseguida empezó a unirse la gente, y en la actualidad hay más de 200 participantes en ese grupo de voluntarios y voluntarias para ayudar.

El objetivo estaba claro, buscaban crear una herramienta para hacer ver a la gente mayor, a las personas con alguna discapacidad o necesidades especiales, y en general a todos los vecinos, que se hicieran eco de la iniciativa y que estuvieran tranquilos, “que supieran que tenían un vecino al lado dispuesto a echarles una mano”, explica Manu. Cuenta que han involucrado a muchas personas, entre ellas al alcalde, la farmacia, la clínica veterinaria o el cura. “Los imprescindibles del pueblo, los que conocen a todo el mundo y están en contacto con la gente”, admite. 

El grupo está muy bien organizado. Manu nos cuenta algunos ejemplos que han ido realizando durante estos días. Por ejemplo, cuando la farmacia pide apoyo para entregar un pedido a domicilio, enseguida hay una persona que se ofrece a recogerlo y lo lleva, o cuando el cura necesitaba una furgoneta para recoger una donación de alimentos, rápidamente se la encontraron lanzando la petición al grupo. “Me sorprende que no nos estén necesitando más. Hemos dado difusión al grupo de voluntariado porque muchas veces pienso ¿estaremos llegando?”. Aunque la Comunidad de Madrid acumula más de 50.000 personas contagiadas por coronavirus, en el municipio el número de afectados está siendo bastante bajo. Mapa interactivo del coronavirus en los distritos y municipios de la región.

Se han organizado creando un documento en el que la gente va detectando necesidades que ellos mismos puedan resolver: desde reparar un ordenador –imprescindible para muchos estos días – , grupos de ayuda para las PYMES gestionados por un par de asesores, algún abogado que también ha ofrecido su ayuda para lo que pudieran necesitar o una doctora que resuelve muchas dudas vía mensajería al móvil. El valor que tiene este grupo online de vecinos es que cada uno ofrece lo que sabe, el apoyo a nivel profesional y su tiempo. Es un intangible, pero ahí radica su fortaleza.

El objetivo final, como bien explica Manu es generar comunidad. “Este no es un pueblo en el que salgas a la plaza y te tires una hora hablando con los vecinos. Sin embargo, hemos creado una “plaza virtual” que me está sorprendiendo muchísimo y para bien”, nos explica, salpicando la conversación de anécdotas y diferentes historias que gracias al grupo han conseguido solucionar, o de personas a las que han aprovechado para felicitar su cumpleaños durante estos días. “Están pendientes de todo, desde la cosa más tonta. Enseguida hay un aluvión de personas dispuestas a echar una mano”.

A través de este grupo creado en una aplicación del móvil, se ha llevado a cabo una iniciativa vecinal que, cuando todo pase, probablemente seguirá activa más allá de las pantallas. “No podemos volver a la normalidad, vamos a volver a otra normalidad diferente”, nos insiste. Lo cierto es que cuando todo pase, para bien y para mal, nada volverá a ser como antes.

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Comercios de proximidad, más que nunca el valor de la cercanía

Las diferentes medidas tomadas por el gobierno durante este confinamiento han sido en su mayoría dirigidas a evitar el contagio por el coronavirus. Por eso han cerrado comercios, bares y restaurantes, salones de celebraciones, centros educativos, etc. Sin embargo, y dentro de la gravedad de la situación que estamos viviendo, permanecen abiertas las tiendas de alimentación y los restaurantes que sirven comida a domicilio, para poder seguir comprando comida preparada, alimentos y productos de primera necesidad.

Es durante estos días cuando realmente ponemos en valor al comercio de proximidad, a esas carnicerías, panaderías, fruterías o tiendas de ultramarinos de toda la vida, a esos pequeños supermercados de barrio que siempre nos han sacado de un apuro, y que ahora están desarrollando una importante labor. En los pueblos pequeños, estos comercios tienen un gran peso, no solo por ser de los pocos que permanecen abiertos, sino por el papel social que tienen. Muchos ahora llevan los pedidos a domicilio a las casas de los clientes, sobre todo de personas mayores. Sin embargo, la realidad es compleja para todos, y la amenaza de una crisis económica como la de hace unos años acecha a la vuelta de la esquina.

Dani es el propietario de La Tiendita de Dani, una tienda de alimentación de Alalpardo, que lleva abierta poco más de 10 años. Durante todas estas semanas, incluida la Semana Santa están atendiendo encargos que la gente les hace por whatsapp para entregar a domicilio, repartiendo los pedidos en unas 24 horas. Se han organizado por redes sociales, principalmente Facebook, para poder llegar a todas las personas. “Mantenemos todas las medidas de protección”, confirma Dani, “que la gente esté tranquila por eso”. La iniciativa surgió para darle una alternativa a muchos vecinos de Alalpardo, sobre todo para evitar que las personas mayores saliesen a la calle, pero aparte de ese público, también hay mucha gente que viene por primera vez, principalmente joven, que está pidiendo el reparto a domicilio. La situación se repite con Sonia, la propietaria de la panadería de Alalpardo. Desde la panadería también hacen repartos a domicilio de pan y repostería a muchas personas del pueblo: “cuando les llevo el pan a domicilio, sobretodo a las personas mayores, es una pena, verles en sus casas, con resignación”, nos contaba Sonia sobre su experiencia durante estos días con el estado de alarma, que compartimos junto a las de otros vecinos de Valdeolmos-Alalpardo

Una realidad que ya forma parte de nuestra rutina diaria, a la que nos estamos acostumbrando. Sin embargo, lo importante es que más allá de la compra de productos, hay personas que se interesan por otras, personas que intentan echar una mano a quien lo necesite para que nadie se quede atrás. Compartiendo una de las reflexiones de Simona, que trabaja también en La Tiendita de Dani y que ha publicado en facebook. “Cuando tú vienes a comprar y te llamo por tu nombre, te pregunto por tus hijos, por un problemilla que estás pasando, o cuando te faltan 7 euros porque no pensabas comprar tanto. Ahora te das cuenta: a mí, a esa pequeña tienda del pueblo, me importas. Yo quiero verte pasar, abrir la puerta y verte sonreír, o estar allí para darte ánimos. Y es porque a pesar de todo, el ser humano se mueve por emociones y sentimientos. Cuenta conmigo, nadie está solo.”

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Las farmacias de la Cuenca Media del Jarama frente al coronavirus. La importancia de su trabajo durante el estado de alarma

Si hay un sector que está trabajando en primera línea frente al coronavirus durante estas semanas, ese es el sanitario. Personal médico, de enfermería… y todas las personas que trabajan en hospitales y centros de salud que están haciendo un esfuerzo tremendo para poder parar esta pandemia. En San Gregorio Inversiones, queremos hacer nuestro pequeño homenaje a otro colectivo sanitario de gran importancia estos días y que está en contacto directo con la población: las farmacias.

Un farmacéutico es un profesional sanitario de gran peso sobre todo en municipios pequeños, porque según datos del Consejo General de Colegios Oficiales Farmacéuticos de España, 1 de cada 4 farmacias en España se encuentra en el ámbito rural. Estos profesionales no solo venden medicamentos, sino que aconsejan a pacientes, controlan los síntomas de diferentes enfermedades, se acercan incluso a casa de los enfermos más mayores a llevarles los medicamentos para evitar que tengan que salir a la calle y estos días más que nunca, están realizando la labor de la atención primaria sanitaria, tan fundamental en el día a día de muchas personas.

De eso saben bien en la Farmacia el Saz de Fuente el Saz, donde Miriam nos dice que estos días está notando a mucha gente que viene a consultarles a ellos “es una labor de intentar ayudar, porque el Centro de Salud está colapsado, no cogen llamadas, la gente viene del hospital con informes de COVID-19… nuestro trabajo también es intentar ayudarles, hacer un poco de todo”. El trabajo de los farmacéuticos también tiene mucho de atención psicológica y de saber escuchar, porque la gente viene con muchas dudas. Raquel, auxiliar en la Farmacia Corral Cumplido de Alalpardo reconoce que lo que más le gusta es “el poder ayudar a la gente que ahora mismo lo necesita, escucharla, atenderla, darle lo máximo posible. Escucharles, darles ánimo y mucha atención para mi es importantísimo”, reitera.

Con muy pocos medios de protección, en algunas apenas unas pantallas de plástico para protegerlas del contagio, esta es una reivindicación compartida por todos los sanitarios con los que hemos hablado, donde la escasez de mascarillas y de material de protección es un problema recurrente. Otra de sus preocupaciones es intentar no dejar a ninguna persona desatendida, evitando que se tengan que desplazar hasta la farmacia si son mayores o población de riesgo. En Fuente el Saz trabajan coordinados con Protección Civil y la Policía Local, y en Algete, nos cuenta Verónica de la Farmacia Paloma Pérez, que “la gente que sabemos que no puede salir, nos hemos puesto en contacto con ellos e incluso algunas veces les hemos llevado lo que hayan necesitado”. Como podemos comprobar, una dedicación por parte de estos profesionales sanitarios que está haciendo que nadie se quede desatendido. “Te gusta ver que hay gente que valora tu trabajo”, nos reitera Miriam, de Fuente el Saz.

Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, sólo a comienzos de abril, la crisis del coronavirus ha provocado el fallecimiento de 8 farmacéuticos y ha dejado a 270 en cuarentena. Además, 57 farmacias se han visto obligadas a cerrar. Desde San Gregorio Inversiones, queremos mostrar nuestro apoyo y agradecimiento a todos los profesionales de la sanidad que estos días están trabajando en primera línea contra el coronavirus.

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Cuando todo termine. Voces y experiencias de los vecinos de Valdeolmos-Alalpardo

El día a día de la cuarentena está siendo complicado para muchas personas, sobre todo para quienes han tenido que cerrar sus comercios y los mayores, que son población de riesgo. Sin embargo, a pesar de que seamos muy diferentes entre sí, todos y todas coincidimos en muchas cosas. En este apartado, vecinos y vecinas de Alalpardo nos cuentan su rutina diaria y nos contestan a dos preguntas: Cuando todo termine, ¿qué harás cuando veas a esa persona/s que echas tanto de menos? ¿a qué lugar de Alalpardo te gustaría ir cuando todo vuelva a la normalidad?

Dani es el propietario de una tienda de alimentación en Alalpardo desde hace 10 años, aunque lleva ya 20 vinculado al pueblo. En los últimos 3 años ha notado que la afluencia de clientes ha bajado, sobre todo desde que abrieron el Centro Comercial de Algete. Sin embargo tiene claro a quien echa más de menos estos días: “cuando esto termine quiero abrazar a mi gente, familia y amigos y disfrutar de cada minuto con ellos” y más que un lugar, lo que quiere es salir al exterior, al campo. “Me valdría cualquier camino de los que frecuento cuando salgo a entrenar, eso lo echo mucho de menos, salir a correr”

Otra de las vecinas del pueblo es Ana, que vive en Alalpardo desde hace dos años. Es pintora y se dedica al arte desde muy pequeña. La rutina de la cuarentena se hace pesada también para ella, pero nada que no se pueda solucionar. “Gracias a Dios llevo bien el día a día. Pinto, rezo, me comunico con vecinos y amigos y estoy al pendiente de sus necesidades”. Ana tiene claro a quien quiere abrazar y adónde quiere ir cuando todo esto termine: “cuando termine la pandemia me gustaría abrazar a las personas que llevo en mi mente y corazón: a mis vecinas, a mis hermanos y hermanas de la iglesia, a las que me han apoyado de diversas maneras, a las que conozco poco pero saludo, y a las que respeto y agradezco el bien que han hecho a la comunidad. Con cada una de estas personas compartiría mi agradecimiento y cariño cristiano en el parque de Alalpardo, rodeada de naturaleza.”
 

Yolanda es la estanquera de Alalpardo. Lo es porque su padre era estanquero y su abuelo también lo fue. Lleva 19 años al frente del negocio, y su padre, aunque ya está muy mayor de vez en cuando aún le ayuda. “Tengo días mejores y días peores, pero yo confío en Dios y rezo mucho y eso me reconforta un montón. Yo sé que el Señor no me va a soltar y eso me hace seguir adelante.” Cuando todo termine lo que quiere es poder abrazar a sus padres, “que ahora sólo los veo por la ventana y de lejos”, insiste. “ E ir a darme un largo paseo por el campo con mi marido y subir a La Chaparra.”

Alalpardo es un pueblo pequeño pero lleno de vida. Dolores Margarita es auxiliar de la ley de dependencia, y lleva 14 años trabajando con las personas mayores o con necesidades especiales. Ella nació en Ecuador, y tiene a gran parte de su familia lejos. “Trato de llevar esta cuarentena lo mejor que puedo, aprovecho para estar más tiempo con mi hija”. “Sin duda alguna, cuando pase todo esto, disfrutaré paseando por Alalpardo”, cuenta con esperanza.

En Alalpardo también hay vecinos como Sonia, que desde el mes de julio regenta una panadería en el pueblo. La cuarentena está siendo dura para todos, y en los establecimientos de alimentación también. “A nivel personal mi día a día está yendo bien, dando gracias por tener salud y trabajo. Me duele mucho ver a mis clientes pasar a la tienda de uno en uno, aguantando una cola en la calle, llueva o no, separados por la distancia de seguridad” cuenta Sonia. Ella ya conoce a todos las personas que vienen a la tienda, tanto a las del pan a diario como a las que se llevan algo de dulce (o “quita penas” como ella les llama). Las suele animar y aunque no se le ve porque va con mascarilla, todos los días les da los buenos días con una sonrisa. “Es una lucha diaria. Cuando les llevo el pan a domicilio, sobretodo a las personas mayores, es una pena, verles en sus casas, con resignación. Pero como digo: queda un día menos.”

Cuando todo acabe, tiene claro a quién va a ir directa a abrazar: “¡A mi madre! Ella está sola, no sale y yo no entro a verla, aunque la llamo todos los días. Le llevo el pan y algún dulce y se lo doy a través de una ventana.” Hay un lugar de Alalpardo donde le encantaría ir, al final del prado, porque “hay un rincón lleno de espinos y su flor es preciosa.”

Cristina es la propietaria de varias empresas en Alalpardo, la más reciente una pequeña tienda de chucherías que regenta desde hace 3 años. Todos los días la abre y está allí hasta las 12h que llega la empleada, y después se va a casa a seguir la cuarentena. Tiene claro a quién echa de menos estos días y adonde quiere ir cuando todo termine. “¡Cuando todo esto pase, a los primeros que iré a ver será a mis padres, y luego al Toril a tomar algo con los amigos!”

Ignacio es el Director del Colegio Árula en Alalpardo, donde lleva trabajando 4 años. Le gusta mucho su trabajo y disfruta todo lo que tiene que ver con la educación. Le gusta Alalpardo porque es un pueblo pensado para sus vecinos, con espacios verdes amplios, recintos culturales y deportivos. “De Alalpardo me encanta su gente y la tranquilidad que se respira en sus calles, puedes detenerte a hablar en las calles, sin las prisas de la capital.” Cuando todo termine, sabe lo que quiere hacer: “quiero ver a mi familia y poder abrazarla. Echo de menos el mar y pasear con mi mujer por la avenida de la playa de las Canteras.”

En la parroquia de Alalpardo se han movilizado orando por todos los infectados para que pase pronto la epidemia. Jaime es el sacerdote encargado de Valdeolmos-Alalpardo desde hace 5 años y medio. Está aprovechando los días de confinamiento para dedicar más tiempo a la oración y la lectura. Pero también para recoger, ordenar y organizar cosas pendientes. O para recoger también la casa, y hacer limpieza más a fondo, hablar más con los amigos y familia y hacerlo de una forma más profunda. “Sigo celebrando la eucaristía y también intento mantener las catequesis de jóvenes, adolescentes y matrimonios por medio de videoconferencias. Se aprovecha el tiempo. Intento aprender, tenía como tarea pendiente dedicar diez minutos o quince minutos al día a aprender a tocar el piano ¡y la verdad es que ya voy haciendo mis pinitos! También dedico tiempo a escribir, a tareas que tenía pendiente, de investigación, de lectura, estoy haciendo el doctorado asi que no me viene mal también este tiempo para poder avanzar. Aprovechando también los silencios, ¡que se agradecen!” Tiene claro a quién quiere ver cuando todo esto acabe. “Echo mucho de menos a mis padres, poder abrazarles o poder darles un beso, poder jugar con mi sobrina, a mi hermana y a mi hermano también…  y ver a mis amigos, a mis ahijados, a toda la gente que suelo frecuentar. A los amigos de toda la vida.”

Cuando termine todo esto me gustaría volver a la pista de tenis a jugar, ¡cuanto antes! El primer lugar sería la iglesia, pero estoy yendo y sigo celebrando allí todos los días, así que lo siguiente sería ir a la pista de tenis. Aunque otra cosa que puedo hacer también, es irme al Faisán a comer con algunos amigos o al Toril que también se agradece, o a Marina que también es un buen lugar  para ir a comer juntos”.

Manu es ingeniero informático. Vive en Valdeolmos desde hace unos 15 años y junto con otros vecinos está detrás del grupo de whatsapp vecinal en el que intentan echar una mano a los vecinos que lo necesiten durante estos días. Cuando le preguntamos a quién echa de menos estos días, reconoce que, aunque no es mucho de video llamadas, echa de menos a su madre, que está en Cádiz. “Yo estoy aquí echando una mano a los que tengo a mi alrededor, pero no tengo forma de ayudar a mis padres”, confiesa.

Cuando todo termine, tiene muchas ganas de bajar a Andalucía, donde estuvo viviendo varios años. Aunque más cerca también tiene su rincón especial. “Echo mucho de menos el pasear tranquilamente, el estar con el perro sin pensar en qué va a pasar. Tengo muchas ganas de hacer el paseo que comunica Valdeolmos con Alalpardo, que me sorprendió por lo bonito que ha quedado y agradable que es”.

Miguel Ángel es el alcalde de Aldeolmos-Alalpardo desde hace 9 años, aunque lleva muchos más vinculado a la política y administración en el pueblo. “El día a día es, cuando menos, raro. En una jornada normal tengo mucha actividad en el Ayuntamiento, ahora con el virus, al estar cerradas las dependencias municipales, hay mucha soledad. Estamos trabajando a puerta cerrada y prácticamente no suena ni el teléfono”, comenta. Estos días están aprovechando para adelantar trabajo que tenían pendiente. Como responsable del Ayuntamiento, aprovecha para agradecer el trabajo de todos los empleados municipales durante estos días tan complicados. Cuando esto acabe, lo tiene claro: “me gustaría abrazar a todos mis familiares que ahora no puedo ver y después a amigos y conocidos. Estamos sufriendo una auténtica tragedia y personalmente he perdido una importante cantidad de amigos y conocidos.” No tiene preferencia por un lugar especial, aunque tiene claro que se queda en Alalpardo. “No me gustaría ir a un lugar en concreto, me gustaría disfrutar de mi municipio, de poder pasear por nuestras calles, por nuestros parques, por nuestros maravillosos campos. En definitiva, poder disfrutar de la libertad de poder movernos. ¡Dios quiera que esto acabe pronto!”.

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento especial a: La tiendita de Dani; Ana Queral, pintora; Yolanda Rivas, estanco; Cristina, Chuches Pila Pilón; Ignacio, director del Colegio Árula;Sonia, panadería; Dolores Margarita Perez; Miguel Ángel Medranda Rivas, Alcalde de Valdeolmos-Alalpardo; Jaime Salido Moreno, párroco de Valdeolmos-Alalpardo; Manuel Martínez Sánchez.

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